No todo el monte es orégano ni todos los días son domingo.

Días malos los tiene cualquiera y parece que Nina tuvo uno en el Boiler Room stage de Dekmantel, el pasado sábado 5 de agosto. Venía de destrozarlo el viernes en otro stage, y deleitando a la parroquia que allí se daba cita.

El ojo que todo lo ve, el Big Brother de la electrónica, Boiler Room, fue testigo de uno de los sets más complicados de la musa rusa. No sabemos si era cuestión de agujas, si se había levantado con el pie izquierdo, o le había sentado mal el desayuno, lo que si sabemos es que Nina sudaba la gota gorda para cuadrar los temas.

nina kraviz boiler room dekmantel 2017

Acelerando manualmente los platos en numerosas ocasiones, cambiando de discos cada dos por tres sin llegar a subir el fader. Prueba, error, prueba error, coger oxígeno con los CDJ, volver a liarla, intentarlo con los pesos, volver a intentarlo y una y otra vez la misma historia.

Variar la velocidad con la mano en lugar del pitch, puede ser una solución momentanea, pero todos sabemos que es algo que no arregla el empastre más que durante un par de segundos. El resultado: mezclas pochas, varios spinnings chungos, y unas transiciones que ni en primero de Millenia. Cualquiera que se haya enfrentado a un par de Technics sabrá que nada tiene que ver a cuadrar los temas con unos CDJ, y lo mucho que hay que currarse la mezcla para que todo quede en orden, pero parece que Nina no tuvo su día. Ninguna duda nos cabe a que Nina es una profesional de las grandes y lo hemos visto en repetidas sesiones, pero simplemente esta no era la vez ocasión para brillar. Sin más comentarios, aquí va su sesión y la sucesión de los hechos:

Nina, te esperamos de vuelta pronto. Se te quiere igual!

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