Durante el último fin de semana de agosto, desde 1966 se viene celebrando en uno de los barrios más cosmopolitas de Londres el que es el segundo carnaval más importante del mundo -solo por detrás del de Río de Janeiro-. El carnaval celebra la cultura caribeña y fue establecido como una respuesta positiva a la tensión entre los recién llegados inmigrantes y la principal comunidad, pero no logró un efecto tan positivo y acabó con las persecuciones racistas de Notting Hill. Aún así, el evento siguió adelante y ahora congrega a más de dos millones de personas venidas desde todos los rincones del planeta. A raíz de la masificación del evento, grandes marcas han tratado de colaborar con la organización para, básicamente, conseguir más fama y dinero.

El año pasado, el gigante Boiler Room se asoció con Guiness para retransmitir en directo ocho diferentes escenarios. Para este recibieron la friolera de 300.000$, lo que les ha permitido estar presente en cualquier rincón del carnaval.

Y aquí es donde viene las diversas quejas. La primera: esa cantidad fue prestada por el Consejo de Artes de Inglaterra, mientras que el LNHCET -organizadores del evento- obtuvo no más de 100.000$ por parte del Consejo de Kengsinton y Chelsea. La segunda: supuestamente la plataforma no dedicó ni la mitad del dinero recibido a mejorar el carnaval. La tercera y más importante: con esos medios pudieron filmar absolutamente todo lo sucedido en Notting Hill durante esos días, es decir, nula privacidad para los asistentes.

A su favor, Boiler Room emitió un comunicado explicando lo que se hizo y se hará con el dinero y con el futuro del carnaval. El plan, dividido en tres años, tiene como objetivo el mejorar la visión que se tiene del evento y desarrollar un modelo de financiación sostenible. Para ello, están preparando una colaboración en conjunto con el BASS (British Association of Sound System), el LNHCET y el Consejo de Artes de Inglaterra.

El mayor problema reside en que gran parte de la comunidad que ayudó a convertir el Notting Hill Carnival en el animal que es a día de hoy no está a favor de monetizar el evento de esta manera. Consideran que al final son unos pocos los que se aprovechan de estos movimientos y dejan de lado el verdadero espíritu del carnaval. En forma de protesta, este año ya se pudieron observar varias pintadas y carteles en contra de la plataforma como los que os enseñamos a continuación. La polémica está servida.

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