Mucho hemos hablado por aquí de la Ruta del Bakalao y de la torta que pegó por estas tierras en la década de 1990. Tiempos de discotecas, mescalina, pinchadiscos, Opel Kadets y fines de semana maratonianos. Lo que pocos sabemos es que el precursor de la música electrónica es un cura valenciano.

Su nombre era Joan García Castillejo. Nació en Motilla del Palancar (Cuenca) en 1903, pero inmediatamente se vino a vivir a Valencia junto con su familia. Aquí creció, vivió, trabajó como sacerdote en Segorbe y finalmente falleció en torno a 1985. (Vale que es conquense de origen, pero si vivió 82 años en Valencia, fijo que hacía unas paellas de escándalo).

Este sacerdote inventor era un experto en sonido. En sus patentes, que datan de entre 1939 y 1943, hay diversos ejemplos de un “manipulador para el alfabeto Baudot” donde se describe una original forma de codificar y transmitir información partiendo del código que creó Émile Baudot y que fue empleado en teletipos. También ingenió “aparatos para transmitir automáticamente el Morse, cuyas combinaciones quedan registradas óptica y fonéticamente por elección o al azar”.

En 1944 García Castillejo publicó un tratado titulado La telegrafía rápida, el triteclado y la música eléctrica, donde pretendía dar a conocer sus inventos, los cuales había patentado unos años antes. Castillejo muestra en su obra un conocimiento sorprendentemente detallado de la tecnología de su época, de los avances en instrumentos eléctricos y en la fisiología de la audición. El apasionado sacerdote también había inventado un método ideal de composición de música electrónica.

Lo que Castillejo soñó en aquellos días era crear un estudio de composición asistido por un ordenador,  gracias a su propuesta de unir teclados como los de los teletipos a un sistema electrónico con válvulas, osciladores, condensadores y demás componentes electrónicos para dar forma a todo un sistema “electrocompositor”, con el que incluso se podrían guardar las composiciones a través del sistema con cintas telegráficas perforadas y un protolenguaje de programación.

Era una maravilla adelantada décadas a la composición electrónica asistida por ordenador y al panorama actual de la música electrónica. Era una máquina programable y capaz de crear secuencias musicales automáticas mediante un selector de sonidos, otro de tiempo y un motor combinador de notas y efectos. Con este aparato se podía incluso construir una emisora que funcionara sin seres humanos; las grabaciones y las cuñas publicitarias las insertaría un programa.

Castillejo no triunfó en vida. Le tocó ser inventor en una España arrasada por la guerra, aislada internacionalmente y huérfana de cerebros. Llegó a construir su electrocompositor y hacer varias demostraciones prácticas con él. Funcionaba perfectamente pero era demasiado grande, caro y aparatoso. También lo fue la primera computadora por ejemplo, pero a diferencia de ésta, Castillejo no contó con la financiación de ningún inversor para desarrollar su invento, que cayó en el olvido.

Castillejo murió en una total pobreza y anonimato casi al mismo tiempo que llegaba la Ruta. La noche valenciana se llenaba de mucho dj pero poco productor, pero ninguno de ellos conocía al precursor de la música electrónica. Este sacerdote fue un incomprendido incluso entre su familia; cuando falleció, su sobrino mandó todos sus aparatos al chatarrero.

Hoy su reconocimiento ya ha llegado y existe el Premio Cura Castillejo a la innovación en la música electrónica.

En cuanto a la prehistoria de la computer-music, después de recordar sistemas como el Arca Musarítmica de Athanasius Kircher en el siglo XVII o los manuales del XVIII para componer por medio de dados, hay que citar, por su curiosidad, el Electrocompositor Musical de Juan García Castillejo, desgraciadamente sin una mínima difusión que hubiera podido poner a prueba las posibilidades descritas por su autor en un trabajo publicado en Valencia en 1944…

Música sobre máquinas y máquinas musicales,
desde Arquímedes a los medios electroacústicos.

Alfredo Aracil. Fundación Juan March, 1984.

Fuentes:

https://josueferrer.com

http://www.alpoma.net/

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